Durante la pandemia que hemos vivido por casi dos años, y a pesar de las gigantescas infraestructuras y las velocidades instantáneas de las que gozan muchos de nuestros quehaceres, la humanidad ha sido movida en su totalidad hacia un estado de mayor vulnerabilidad, acentuando aún más la vulnerabilidad de los que ya estaban siendo expuestos a peligros y miserias. Esta vulnerabilidad nos obligó a detenernos, para así poder recluirnos y no nos dejó otra alternativa más que observar el mundo desde una ventana. Ya no había posibilidad de pasar rápidamente por el lado de la vulnerabilidad e ignorarla, para continuar en nuestra rapidez instantánea, provista por nuestra gigantesca infraestructura. Esta interrupción brutal de la normalidad, eso sí, dio la ocasión para poder reflexionar sobre lo que estuvimos haciendo todo este tiempo, a la cultura que se vio sacudida por esta gran catástrofe.
En múltiples ocasiones, el Santo Padre nos ha advertido acerca de la “cultura del descarte”, que es la mentalidad que suprime, de diversas maneras, a aquellos que no son útiles para una sociedad, que basa el valor y la dignidad de las personas en la eficiencia. Frente a dicha cultura, la parábola del Buen Samaritano ejemplifica un tipo de “mirar” diferente y opuesto al de la mera eficiencia. A pesar de que, en nuestros días, es difícil volver a mirar compasiva y contemplativamente.
Es en esta reflexión que se instaura el concurso fotográfico “El Buen Samaritano: Un corazón que ve”. Este concurso se realizará en el marco del proyecto de investigación interdisciplinar patrocinado por la Vicerrectoría de Investigación, la Vicerrectoría Adjunta de Asuntos Internacionales y la Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana UC, en el que podrán participar estudiantes de carreras de la salud de cualquier universidad nacional o extranjera.
Este proyecto de investigación busca reflexionar de manera transversal acerca de las miradas a la vulnerabilidad, recogiendo expresiones de la sensibilidad de estudiantes de las carreras de la salud a través de imágenes fotográficas que den cuenta de la fortaleza y dignidad de la persona en situación de vulnerabilidad.
Las imágenes participantes del concurso deberán reflejar la sensibilidad de una mirada que solidariza o responde a la necesidad del cuidado de las personas. El relato del Buen Samaritano se propone como modelo de este tipo de mirada contemplativa, que es capaz de percibir lo vulnerable como valioso y digno de atención.
Este proyecto pretende ofrecer un espacio para que muchos puedan avanzar en este camino que, en definitiva, es el inicio de mismo camino que recorre el Buen Samaritano: “En cambio, un samaritano, que iba de viaje, llegó a donde estaba el hombre herido y, al verlo, se conmovió profundamente, se acercó y le vendó sus heridas, curándolas con aceite y vino. Después lo cargó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un albergue y se quedó cuidándolo” (Lc 10, 25-37).
Puedes revisar las bases de concurso AQUÍ.
En el marco del concurso, diferentes académicos escriben reflexiones sobre el tema, las cuales puedes leer aquí:
Créditos imagen: Revista Ecclesia
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