¿Los perros, y otras mascotas, poseen inteligencia comunicativa? ¿Qué implicancias tiene?

Esta puede ser una de las tantas historias que nos alegran la jornada de trabajo, pero puede tener interesantes consecuencias en cómo comprendemos a aquellos que comparten gran parte de nuestra vida. La historia comienza con una perra Border Collie llamada Bunny, la cual por medio de una alfombra compuesta por un sinnúmero de botones, a los cuales se les asigna una figura y una palabra, ha podido llegar a comunicarse con sus dueños de una forma impresionante. Estas alfombras mágicas se encuentran disponibles en el mercado desde hace un tiempo, y han dejado de ser solo un juego. Ahora conforman una nueva área de estudio en la cognición animal.

Hace poco el laboratorio de cognición comparativa de la Universidad de California en San Diego está organizando un trabajo de 700 voluntarios, llamado How.TheyCanTalk.Org. Este trabajo pretende determinar si los perros –u otras mascotas– poseen una inteligencia comunicativa o son sólo respuestas a motivaciones nuestras (a esto se le llama Hans Clever, como el caballo hablante alemán). ¿Qué los perros marquen un determinado botón es signo de un ‘modelo de aprendizaje asociativo de primer orden’ o nos encontramos ante una habilidad comunicativa?

Desde la antropología cultural nosotros sabemos que tanto el lenguaje como la relación constituyen dos elementos importantes a la hora de hablar de humanidad. Que los animales puedan ser capaces de apropiarse de esta realidad humana, es decir, no solo de recordar frases y repetirlas como los loros, sino de poder gestionar frases con sentido de tiempo como «¿quiero ir a pasear ahora?» o comunicar sentimientos de ayuda como «¿me duele la pata porque tengo una astilla?», son elaboraciones complejas de un recurso que creíamos solo humano.

Estas complejidades que va dando, tanto la técnica como el tiempo (los animales se desarrollan junto con nosotros), nos hacen volver a la pregunta por nuestra propia humanidad. Este misterio siempre nos ha fascinado, pero, también nos hace pensar que ese pedestal de humanidad, de razones y glorias, donde nos subimos tan cómodos, no sea tal; y que al final, todos seamos hechos del mismo barro, solo que algunos hemos caminado más que otros.

Fuente:

Sanchez, K. (2021). «How Bunny the dog is pushing scientists’ buttons». The Verge. Recuperado de: https://www.theverge.com/21557375/bunny-the-dog-talks-researchers-animal-cognition-language-tiktok