La bioética nació como una disciplina orientada hacia el futuro. La primera vez que aparece la palabra “bioética” en el título de un libro –Bioethics:Bridge to theFuture– lo hace junto a la palabra “futuro”. Además, la idea de puente sugiere aquí la de construcción. Así se expresa Van Rensselaer Potter en el mencionado libro: “Si hay dos culturas que parecen incapaces de hablar la una con la otra –la ciencia con las humanidades- y si ello es parte de la razón por la que el futuro parece dudoso, entonces posiblemente nosotros podríamos construir un puente hacia el futuro”. De algún modo está implícita la idea de que el futuro no está ya presente, sino que hay que construirlo.
Miramos hacia el futuro y lo vemos allá al frente. Psicológicamente la imagen es tan elemental como potente. Nadie quiere quedarse parado o retroceder cuando ha emprendido camino hacia una meta. La visión del futuro se nos impone, pues, como misión. Debemos avanzar hacia ese futuro que vemos.
Nos proyectamos siempre hacia el futuro, pero a la vista tenemos solo el pasado. Con la información que este nos da tenemos que apañarnos para ir construyendo un camino, de entre los muchos posibles, al mismo tiempo que caminamos por él. En palabras del poeta español Antonio Machado: “Se hace camino al andar”. Esta quizá sea la mejor imagen de la posición del ser humano en el tiempo. La línea biográfica e histórica la vamos trazando nosotros, no está predeterminada, como sucedía en la vieja imagen del tiempo. Esta nueva metáfora invalida la vieja retórica del tiempo, que dividía las ideas bioéticas en progresistas y retrógradas, que nos obligaba a decidir dilemáticamente entre ambos polos. Ninguna bioética puede ya ser medida por su proximidad a un futuro tecnológico o cultural supuestamente visto por algunos, sino por su capacidad para crear futuro, para abrir futuro. Las propuestas bioéticas han de ser medidas por su capacidad para proteger y promover la vida natural y humana, por su capacidad para proteger y promover la posibilidad y el florecimiento de la misma en un universo abierto. En este último sentido, BioéticaLab UC quiere y puede abrir futuro.
*Algunas consideraciones que se presentan aquí fueron retomadas del artículo “La bioética hace futuro”, Arbor, 195-792, 2019.
Universidad de Valladolid