Los primeros registros fósiles de homínidos (humanos muy primitivos) datan de 5-7 millones de años de antigüedad, y fueron encontrados en lo que hoy corresponde a Marruecos. De acuerdo a la Teoría de la Evolución por selección natural, propuesta por Charles Darwin en un libro que apareció el 24 de Noviembre de 1859, la interacción de éstos homínidos entre ellos mismos, con otras especies y el ambiente físico (por ejemplo, cambios climáticos) promovieron un cambio tanto a nivel físico como genético, que es lo que conocemos como evolución. Las fuerzas bióticas y abióticas que impulsaron la aparición del homo sapiens, siguen actuando, desde entonces. ¿Por qué no hemos cambiado los seres humanos? Una de las posibles respuestas es que somos capaces de modificar cualquier ambiente a nuestro propio deseo. ¿Será que esto significa que se acabó la evolución con nosotros?
A partir de los años 90, se propuso el derecho de los humanos a modificar su propio cuerpo. Así nacen los BIOHACKERS (o BODY HACKERS), que proponen una total autonomía para modificar el cuerpo humano (Dujmovic, 2016). Ellos implementaron el término “wetware” que sería la parte humana y complementaría al software (el programa) y hardware (el computador físico). En el año 2004 Neil Harbisson, quien había nacido daltónico, conectó una celda foto-eléctrica a su cerebro. De esta manera las señales eléctricas percibidas las pudo visualizar como color (Popper, 2012). Este tipo de avances se podrían comprender a la luz de poder superar una cierta patología (como el daltonismo), o los miles de personas que hoy en día deben usar implantes o prótesis en diversas partes del cuerpo. Sin embargo, qué tal si esto lo usamos simplemente para “aumentar” nuestras potencialidades como seres humanos.
Es así como hace unos días recibimos la noticia de que el joven artista español de 24 años, Manuel de Aguas, se implantó un par de aletas de silicona, que mediante un microchip en la piel le permiten percibir información como humedad, presión y temperatura (Ecuavista, 2020). En la nota, él declara que no se siente humano y se define como una trans-especie. ¿Será este el siguiente paso en nuestra evolución? , ¿Cómo será percibido esto por el resto de sociedad?
Una pregunta relevante es si Manuel de Aguas se considera una transespecie. ¿Qué pasará con los derechos humanos que son aplicados a la especie de homo sapiens?, ¿deberemos ampliar las leyes a otras especies tipo-homo? Sin embargo, ellos mismos han propuestos una serie de principios que gobernarían a los cyborgs (ver Biohackinfo).
Referencias
Profesor Titular Departamento de Fisiología
Facultad de Ciencias Biológicas UC