Tamaño letra
A A A
Contraste
B N

photo necklacemy name necklaceget name necklacename necklacepersonalized name necklacecustom name necklacecustom necklacepersonalized necklacesnecklace with namename plate necklace

Opinión

Vulnerabilidad y compasión

15 de noviembre de 2021

Esta columna se enmarca en el primer concurso fotográfico de la Facultad de Medicina UC, “El Buen Samaritano: un corazón que ve”, en el que podrán participar estudiantes de carreras de la salud de cualquier universidad nacional o extranjera.

 

Una mirada compasiva no parte del vacío; puede estar velada por una experiencia previa. Justamente esa experiencia previa es una lectura compartida, una lectura cultural. Nuestro tiempo, nuestra cultura, marcada por una mirada hacia el éxito, hacia la eficacia, que valora los máximos rendimientos y menores costos, inevitablemente aparta la mirada de los vulnerables, de alguna forma se acostumbra a una vulnerabilidad invisible y practica una compasión por compromiso social o por una culpa social.

Algo de esto recoge la filósofa Adela Cortina, cuando introduce el término aporofobia; aunque ella carga en este concepto una actitud de rechazo hacia el vulnerable, el pobre. Este rechazo, puede interpretarse como un mecanismo de defensa, puesto que reconoce al vulnerable como otro, un extraño, un ajeno que se constituye en una amenaza. Este rechazo hace incapaz al observador de descubrir la humanidad del otro, de reconocer su condición de persona; nuevamente se hace invisible su vulnerabilidad. La mirada cultural del observador ve un problema, algo que se distingue por su improductividad para la sociedad.

Una mirada compasiva, exige la integración de todas las dimensiones centrales de la persona humana. Una mirada compasiva, como la de “un corazón que ve”, podría decirse, se adelanta a la mirada cultural. Es una mirada que se abre a toda la realidad del otro, que se cree capaz de leer dentro de la otra persona, de descubrir en el otro a un próximo. Tal vez por esto una mirada realmente compasiva, puede incomodar tanto al observador como al observado; pero solo esta mirada hace visible la vulnerabilidad y la reconoce incluso en el mismo, en el que observa. Mirar compasivamente la vulnerabilidad de otra persona, implica mirar desde la propia vulnerabilidad.

Entonces la vulnerabilidad invisible para los ojos de nuestra sociedad, se hace realmente visible, e incluso liberadoramente visible a los ojos de la verdadera compasión del corazón humano, que se atreve a reconocer en el otro a un hermano que es vulnerable como yo.

 

César Salas

Suscríbete

Mantente informado, ya somos muchos no te lo pierdas!