¿Qué edad tienes?: La respuesta está en tu ADN

El cumpleaños es una fecha en que nuestros familiares y personas cercanas nos saludan con cariño; muchas veces tenemos fiestas y regalos, pero también nos recuerda el paso del tiempo, nos hacemos más viejos, aunque muchas veces nos sentimos jóvenes y llenos de ánimo. Esta disparidad entre la edad biológica y la edad física o mental tiene que ver con la edad fisiológica, es decir, con la velocidad con la cual nuestro organismo envejece, lo que no ocurre igual en todas las personas, y que podría estar en nuestro ADN.

Con el avance la tecnología para estudiar y modificar el ADN, no está lejano el día en que podamos definir exactamente nuestra edad biológica, e incluso la fecha de nuestra muerte. Además de los cuatro nucleótidos que los componen (Adenina, Citosina, Guanina y Timidina), el ADN experimenta una serie de modificaciones, algunas de ellas son heredables, mientras que otras son adquiridas en el transcurso de nuestra vida. Estas modificaciones, llamadas “epigenéticas” pueden reprimir o potenciar a ciertos genes o grupos de genes por lo que pueden alterar el crecimiento y metabolismo de las células y del organismo. Un caso muy conocido de la importancia de la epigenética es que está relacionada con la espina bífida, patología en la que parte o toda la columna espinal no se fusiona durante el desarrollo. Para prevenir esto, es que en Chile se le adiciona al pan un compuesto llamado ácido fólico, el que es un precursor importante de la formación de metilcitocinas, y por ende una medida excelente para la prevención de la espina bífida.

En ese sentido, nuestro estilo de vida está muy relacionado al grado de modificaciones epigenéticas que nuestro ADN pueda experimentar y, de esta manera, incidir en la velocidad fisiológica de envejecimiento. Es por esto que compañías como Elysium han estado recolectando información de miles de personas en relación a su patrón de metilación, correlacionándolo con patologías que hayan experimentado y, en muchos casos, con su edad de fallecimiento. Ellos esperan que el patrón de metilación del ADN individual pueda ser una medida fiel de la edad fisiológica, y eventualmente de una posible fecha de muerte.  Esta información es muy importante para algunos médicos, ya que ellos han manifestado que esta información junto a otros algoritmos de inteligencia artificial puede permitir elegir si a un paciente terminal continúan con su tratamiento o bien solo se le dan cuidados paliativos.  Por otro lado, esto será muy importante para conocer si efectivamente podemos revertir este reloj biológico con modificaciones a nuestro estilo de vida tales como una dieta saludable, técnicas de meditación, etc. 

Hoy en día, las compañías de seguros ponen diversas objeciones y requisitos para adscribirse a un plan de salud o un seguro de vida, el cual varía dependiendo del sexo, la edad y la actividad profesional. ¿Qué pasará entonces si las compañías nos piden nuestro patrón de metilación del ADN para saber nuestra edad biológica y fecha de muerte? ¿Podrá el patrón de metilación del ADN servir como una fuente de información para llegar a una edad “fisiológica” y no una edad biológica, en que se pueda acceder a la jubilación? ¿Si su reloj epigenético es más rápido que el de otros, las compañías le debiesen cobrar más dinero? ¿Deberemos tener en nuestro carnet el chip de ADN para confirmar nuestra edad? ¿Realizaremos actividades que conllevan un alto nivel de estrés, sabiendo que algunas de ellas nos podrían hacer aumentar nuestra edad fisiológica en varios años? En Estados Unidos existe la Ley de No Discriminación por Información Genética, conocida como GINA, que protege a las personas de ser discriminadas en base a su genética. Sin embargo, en Chile aún no tenemos una legislación parecida, aunque esta información genética podría verse protegida por la Ley 21096 de protección de datos personales.

Por el momento estamos al mismo nivel de desarrollo que se encuentra el análisis genético, el cual entrega la información de posibles patologías que pudiésemos desarrollar en el futuro, pero no hay un remedio o terapia posible para ello.  ¿Estaríamos dispuestos a tener que conocer obligadamente nuestra fecha de muerte en un mundo donde esta tecnología se realice en forma masiva?

En este sentido, hay algunas empresas dedicadas a desarrollar tecnología de extensión de la vida humana. Ellos piensan que es posible de alguna manera poder revertir o al menos detener nuestro reloj biológico y así poder vivir más, quizás eternamente. Por otro lado, hay estudios que sugieren que, desde el punto de vista biológico, la vida humana se podría extender más allá de los 150 años. 

Estamos en una civilización donde se ha vuelto casi cotidiano predecir el futuro, la meteorología es un caso emblemático. Ahora, la tecnología nos podría ayudar a saber la fecha de nuestra muerte. 

Referencias

1. I found out my biological age—and was annoyed by the result | MIT Technology Review
2. Humans could live up to 150 years, new study claims (nypost.com)
3. Is 150 years really the limit of human life span? (theconversation.com)