La pandemia y el consecuente aislamiento humano significó, en algún momento, un respiro momentáneo para el medioambiente. Respiro que, sin embargo, reveló también gran parte del daño hecho a la biósfera, especialmente el causado por uno de los materiales más abundantes creados por el ser humano: el plástico.
Hoy en día, de hecho, es posible encontrar cúmulos de plástico evidentes en la fauna marina y terrestre, y también su forma más sutil y no menos peligrosa, los microplásticos, que son pequeñas partículas difícilmente detectables del material. Estos microplásticos son tan abundantes y difíciles de manejar que, incluso, se han encontrado en lluvias en parques naturales de Estados Unidos y también en las industrias de producción de comida. Es decir, los microplásticos se infiltran progresivamente también en la vida humana.
La infiltración de microplásticos en la vida humana es un hecho. Ya, en el 2018, fueron encontrados en residuos fecales humanos, dada su infiltración en el agua, cervezas, sal y comida proveniente del mar.
Sin embargo, esta infiltración durante el 2020 ha dado un paso aún más intrigante: por primera vez se detectaron microplásticos en placentas humanas. Estos plásticos fueron encontrados en todas las porciones de la placenta, tanto la maternal como la fetal, y se estima que su origen reside productos humanos de uso común, como pinturas de uñas, adhesivos, pinturas, polímeros cosméticos y productos de cuidado personal. Aunque las consecuencias de la presencias de estos materiales es todavía desconocida, se cree que estos microplásticos acarrean sustancias que podrían actuar como disruptores del sistema endocrino, las cuales tienen efectos a largo plazo en la salud humana.
Este es definitivamente un avance preocupante de la contaminación por plástico: ya no solo aquellos humanos que llevamos viviendo un buen tiempo en la civilización tecnológica estamos sometidos a la contaminación, sino que ahora se ha vuelto una marca detectable al principio de la vida humana. El principio de la vida ahora es una mezcla tanto de material biológico y orgánico como de material inorgánico y artificial.
Esto trae a la luz nuevamente la pregunta ¿Es posible lograr un mundo sin plásticos? Y en caso de que no sea posible ¿Es posible que la vida humana, y toda la vida en general, conviva con la presencia del microplástico?
Gabriel Vidal Quiñones
Créditos: Plastic Soup Foundation
Fuentes:
In a first, microplastics found in human poop. (2018, octubre 22). Environment. https://www.nationalgeographic.com/environment/2018/10/news-plastics-microplastics-human-feces/
Microplastics revealed in the placentas of unborn babies. (2020, diciembre 22). The Guardian. http://www.theguardian.com/environment/2020/dec/22/microplastics-revealed-in-placentas-unborn-babies
Ragusa, A., Svelato, A., Santacroce, C., Catalano, P., Notarstefano, V., Carnevali, O., Papa, F., Rongioletti, M. C. A., Baiocco, F., Draghi, S., D’Amore, E., Rinaldo, D., Matta, M., & Giorgini, E. (2021). Plasticenta: First evidence of microplastics in human placenta. Environment International, 146, 106274. https://doi.org/10.1016/j.envint.2020.106274