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Actualidad

Entrevista a Eric Baratay: Pensar el mundo desde el punto de vista animal

7 de noviembre de 2025

Entrevista por: Antonia Valenzuela

 

Historiador de los animales y profesor en la Universidad de Lyon, Eric Baratay es uno de los principales referentes en el estudio de la relación entre humanos y otras especies. Sus investigaciones han transformado la manera en que entendemos el lugar de los animales en la historia, invitándonos a adoptar su punto de vista y a reconocer su agencia.

En esta conversación con Bioeticalab, Baratay explora los desafíos de acercarse a la experiencia animal sin caer en el antropomorfismo, el papel de la etología y las ciencias humanas en tender puentes entre especies, y la evolución de la sensibilidad hacia los animales desde el siglo XIX hasta hoy. Habla sobre la violencia normalizada en la historia, los cambios legislativos y culturales que han emergido en Occidente y el lento, pero constante, proceso de transformación ética que podría llevarnos a una relación más justa y horizontal con el mundo animal.

El resultado es una entrevista que no solo revisa el pasado, sino que también apunta hacia el futuro: un llamado a repensar nuestra posición en el mundo, a cuestionar la pirámide que coloca al ser humano en la cima y a imaginar formas de convivencia que reconozcan la diversidad y la dignidad de todas las especies.

 

Sobre su trabajo, que debe insistir en la importancia de adoptar el punto de vista animal para comprender la historia de nuestra relación con ellos. ¿Cómo podemos, desde nuestra perspectiva humana, acercarnos a la comprensión y a la alteridad radical? ¿Pero la experiencia animal sin caer en el antropomorfismo?

Bueno, ¿cómo decirlo? Es obviamente la trampa. La trampa sería caer en el antropomorfismo, de aplicar a los animales las formas de sentir y pensar de los humanos. Para evitar esta trampa, lo mejor es recurrir a las ciencias que estudian a los animales, como la veterinaria o la fisiología. O más aun, a la etología, la ciencia del comportamiento animal.

Eso nos permite tomar distancia de la perspectiva humana. Sin embargo, incluso la etología o la medicina veterinaria conocen todavía una pequeña parte de la naturaleza de los animales, de tal o cual especie. Hay especies que están bastante bien estudiadas, pero hay otras que no lo están en absoluto o muy poco. Debemos, de hecho, ser conscientes de que debemos acercarnos a los animales, pero que no podemos entrar en los animales. No podemos hacernos animales, somos solo humanos. Con nuestras ventajas y nuestras limitaciones. Y, de hecho, tendemos a tratar de acercarnos lo más posible sin poder lograrlo por completo. Pero, eso nos pasa todo el tiempo en las ciencias humanas.

Los antropólogos intentan comprender a los seres humanos de otra civilización. Bueno, ellos tienden un puente hacia esos humanos, pero nunca serán esos humanos. Un europeo, un antropólogo europeo, nunca será un indio de América del Sur o de la Amazonia. O un indio de América del Norte o un mongol de Siberia. Tenderemos un puente hacia, pero nunca nos volveremos mongoles o nativos americanos. Así que ya tenemos este problema de entrada en las ciencias humanas, y también lo encontramos aquí. Obviamente, es todavía más difícil porque aquí hay una barrera no solo de cultura, sino de especie. 

Pero bueno, no son obstáculos absolutos, son problemas que no deben impedirnos de intentar ponernos del lado de los animales. Intentar tomar o acercarse a la perspectiva de los animales

 

¿Cuáles son las implicaciones de este ejercicio en nuestros tipos de interacciones actuales con otras especies?

Primero, nos permite comprender mejor a los animales de una u otra especie. Y luego nos permite comprender mejor la relación de los animales con los humanos. En particular, nos permite ver lo que los humanos comprenden y no comprenden de los animales. Yo he trabajado en situaciones históricas. Por ejemplo, la experiencia de los animales en la Primera Guerra Mundial. Esta situación nos permite ver las cosas que los humanos más o menos comprenden, comprenden bien o no comprenden en absoluto de los animales. Por ejemplo, en ese momento, los humanos, ya fuesen ingleses, alemanes, franceses, no comprendían por qué los caballos se resisten a subir a los trenes. Al comienzo de la guerra en el verano de 1914, no lo comprendían. Por tanto, ¿qué hacen? Los usan. Emplean la violencia, golpean a los caballos para obligarlos a subir.

Este tipo de ejemplos, nos brinda información tanto las actividades humanas como las perspectivas animales. Enriqueciendo a quienes venimos de las ciencias humanas: etnólogos, antropólogos, sociólogos o historiadores.

Entonces hay, hay 2 objetivos, podríamos incluso decir 3. Comprender mejor a los humanos, intentar comprender a los animales y, por lo tanto, comprender mejor lo que sucede en la relación entre los animales y los humanos.

 

A lo largo de la historia, como usted ha comentado, la sensibilidad humana hacia los animales ha fluctuado y evolucionado. ¿Podría explicarnos cómo esta evolución histórica de la sensibilidad se reflejó en el marco ético y bioético que rige hoy en día, nuestras interacciones con los animales, particularmente en áreas como la investigación científica o la producción de alimentos?

Es una pregunta amplia. Obviamente la sensibilidad humana es un factor importante del comportamiento humano. Vemos muy bien cómo en Europa, en el siglo XIX, una pequeña parte de la población, se vuelve mucho más sensible a la experiencia de los animales. Esta parte intenta luchar contra el maltrato, en particular hacia los caballos y los perros. Entonces, en Inglaterra y en Francia se crearán las primeras asociaciones de protección y defensa de los animales.

 

¿En qué año?

En Francia se conoce como SPA, la Sociedad Protectora de Animales. Hay lo mismo en Inglaterra, fundada, creo, en 1824. Ya no lo tengo en mente, pero creo que sí. Y luego, también tendremos las primeras leyes de protección animal. En Francia, la primera ley es de 1850. 

Entonces, este cambio de sensibilidad provocará un cambio de comportamiento, un deseo de combatir el maltrato, de establecer leyes, etcétera. De hecho, no es solo un cambio de sensibilidad, también es un cambio de situación. Nos volvemos mucho más sensibles al maltrato hacia los caballos, especialmente en la ciudad, porque hay muchos más caballos que antes. El siglo XIX es el apogeo, el punto culminante de la utilización de caballos en Europa. Y como hay muchos más, se necesitan muchos más conductores. Y estos conductores de hecho, son conductores a menudo mal entrenados que no conocen a los caballos, que ni siquiera quieren conocerlos y que muchas veces prefieren usar la violencia en lugar de intentar comprenderlos. 

Entonces, tenemos aquí una una situación doble: personas que ven mucha más violencia hacia los caballos en las calles y que tienen una sensibilidad que cambia. Son mucho más sensibles a los animales y, al mismo tiempo, otras personas que, por su parte, aún no son sensibles a los animales, pero que tienen muchos más que antes.

Por ejemplo, en las granjas o en las ciudades las instancias de violencia se multiplican. Por lo tanto, no es solo que los humanos cambien de actitud frente a una situación que nunca cambió, sino que también son humanos que cambian de sentimientos.

En relación con una situación que cambia, es decir, que utilizamos muchos más animales. Con personas que no los comprenden bien y que usan mucho más la violencia que antes, las ocasiones de violencia son más frecuentes porque hay más animales y más conductores. 

Es muy reciente. Y por ahora, en mi opinión, es principalmente en Occidente. Por ejemplo, en Francia hay una asociación que se llama L 214, L como en la palabra “luna”. Por qué L 214? Porque es un artículo del código francés, para mostrar su interés en los animales de granja y de cría. Existe desde hace unos veinte años y ha puesto en primer plano la situación de los animales de cría y ha tenido mucho impacto porque han subido videos a internet. Tomados en secreto, tomados a escondidas en granjas, grandes granjas industriales, mostrando a animales maltratados. También pusieron cámaras ocultas en los mataderos para mostrar que hay violencia. Lo hicieron recientemente allí en un matadero en Francia, que fue cerrado por un tiempo a raíz de este video. El gobierno francés decidió cerrar el matadero para exigir la formación del personal, el cambio de personas, etcétera. 

Bueno, entonces, eso empieza a hacerse, pero en Francia, Inglaterra, los Estados Unidos. Apenas comienza. Aunque hay, sin embargo, repercusiones mundiales. Por ejemplo, hay una serie de países asiáticos que han prohibido el consumo de carne de perro, por ejemplo en Corea del Sur. En China, el consumo de carne de perro está en proceso de caer bruscamente, porque las clases medias chinas, japonesas y coreanas se adhieren cada vez más a esta sensibilidad hacia los animales, que vino de especialmente de Occidente. 

La burguesía de las grandes ciudades ahora tiene animales de compañía, perros, gatos y, por lo tanto, esta burguesía ya no acepta que se coma a los perros, especialmente que se los mate de manera extremadamente violenta, o incluso que se los hierva, vivos en agua o en aceite. Eso es lo que se hacía en Corea. Todo eso ha sido prohibido y vemos bien que hay un cambio de sensibilidad y de actitud.

Es un proceso muy largo y lento, por lo que se necesitan personas que impulsen esto, tanto activistas como personas que trabajan en ciencias y humanidades como filosofía e historia en el ámbito universitario.  Se necesitan personas para hacer que las actitudes cambien poco a poco.

 

Usted ha explorado cómo los animales han sido percibidos históricamente, a menudo como simples objetos a nuestra disposición. En el contexto de la bioética actual ¿Cree que estamos logrando un cambio significativo hacia una visión innovadora del alimento como sujeto con intereses y derechos?

Bueno, sí, está en curso, aunque por ahora es una tendencia más de Occidente: Europa Occidental, Canadá, Estados Unidos, etcétera. Pero también se está difundiendo al resto del mundo. Usted es un ejemplo. Hay personas que se interesan por eso también en Asia. Entonces a nivel intelectual, a nivel filosófico, jurídico, ético, el trabajo ya está bastante avanzado. Ahora, ha habido un gran avance desde hace unos 40 años.

Esto comenzó en Europa y en los Estados Unidos, en los años 1960 hasta 1980. A partir de los historiadores, antropólogos, algunos filósofos y actualmente juristas. Desde hace 10, 15 años, los juristas hacen un gran trabajo. 

El trabajo intelectual en gran parte está hecho. Ahora, es necesario lograr que pase todo eso al nivel de las actitudes de la gente y al nivel legal y gubernamental. Está en proceso, es muy largo y muy lento, pero es un comienzo. A nivel jurídico, hay modificaciones de códigos tanto en Inglaterra como en Francia, que se están haciendo con consecuencias que por ahora todavía son débiles, pero que vendrán poco a poco. También hay desarrollos científicos. Por ejemplo, creo que en 2015 tuvo lugar la declaración de los grandes científicos occidentales sobre la conciencia de los animales. 

En Francia hace 3, 4 años, hubo una gran declaración jurídica de parte de una serie de juristas a favor de los animales. Entonces está en curso, pero es un camino largo. Obviamente, no vamos a cambiarlo todo en 2 o 3 años, ni siquiera en 10 o  20 años, porque hay que cambiar hábitos, actitudes que datan de varios siglos, o incluso de varios miles de años. Así que no se cambiará en 5 años. Se necesita tiempo. Los primeros cambios datan del siglo XVIII. Entonces, ya han pasado 3 siglos y sin duda se necesitarán otros 50 años, un siglo, tal vez más para lograr que los hábitos cambien, pero está en curso. Por ejemplo, sobre el consumo de carne en Francia, los franceses individualmente consumen menos carne que antes.

 

Sí, en Chile, lo mismo.

Cada vez más personas se preguntan sobre el consumo de carne, y deciden por sí mismas que deben comer menos y que los animales deben ser mejor tratados. Entonces sí hay repercusiones. Obviamente, el que quisiera que todo cambiara en un año, en 2 años, se decepcionará. Yo tengo colegas, que se lanzaron a esto y después de 3, 4 años se desesperan porque tienen la impresión de que nada cambia. Al contrario, yo, como historiador, tengo una visión histórica. Encuentro que las, las cosas cambian, pero cambian lentamente. Hay muchas oposiciones, oposiciones de los cazadores, oposiciones de los criadores industriales. Oposición de los partidos políticos, oposición de una parte de la población. 

Yo trabajo sobre los animales desde los años 1980, hace 40 años, exactamente  40 años ya que empecé en 1985. Bueno, en 40 años, muchas cosas han cambiado, no lo suficiente. Estamos de acuerdo, no es suficiente, pero aun así, ha cambiado. En Francia, por ejemplo, usted tiene el partido animalista. Por ahora, no tiene muchos votos. En las últimas elecciones, tuvo alrededor de 2.5% de los votos, así que no es mucho. Pero hace 20 años, un partido así era impensable. Hace 40 años, era absolutamente impensable.

Yo creo que en 20 años, o en 40 años, este partido logrará un 10%, 15% de los votos. Eso me hace pensar en el partido ecologista. El partido ecologista en Francia nació en los años 70. En ese momento, obtenía 2, 3, 4% de los votos. Ahora obtiene, según las elecciones, entre 10 y 15% de los votos. Creo que el partido Animalista será lo mismo quizás en 30 o 40 años. Entonces es muy lento porque obviamente los animales no son humanos. Y es mucho más difícil convencer a los humanos de que deben prestar atención a otras especies que convencerlos de que presten atención a un grupo social en su país. Por ejemplo, prestar atención a la suerte de los campesinos, prestar atención a la suerte de los pobres o convencerlos de que presten atención a otras poblaciones en otro lugar. Ya es difícil convencer a las personas de prestar atención a los pobres o a los campesinos, aunque son seres humanos. Entonces, obviamente, es aún más difícil pedir a los humanos que presten atención a otras especies.

 

¿Y qué otro obstáculo persiste en esta transición? ¿Qué papel juegan la ciencia y la tecnología en esto?

La tecnología y la ciencia, en el siglo XX, jugaron un papel muy importante para transformar a los animales en máquinas para producir, eso es obvio. Ahora, la ciencia ha cambiado mucho. La etología, la ciencia del comportamiento animal, tenía una visión muy reducida de los animales hasta los años 1980. Cambió completamente su comprensión. Ahora es mucho más generosa, puesto que atribuye cada vez más capacidades a los animales. Eso es un punto muy importante. Desde el momento en que les otorgamos cada vez más capacidades a los animales, el maltrato se convierte en un verdadero problema. Un problema moral, filosófico, social, ético, etcétera, Entonces, el vuelco de la ciencia, eso también es algo que ha cambiado mucho en 40 años. Hace 40 años, la ciencia tendía más a pensar que los animales no tenían muchas capacidades. Hoy en día, por el contrario, está atribuyéndoles cada vez más. Por ejemplo, se acaba de probar que los peces tienen emociones. Se está probando que el dolor es sentido por los moluscos. Eran cosas impensables antes. Entonces son cambios extremadamente importantes, por lo tanto la ciencia juega un papel crucial para hacer que las perspectivas cambien. 

 

Tal vez en América Latina es un poco lo mismo. Creo que en Chile la mentalidad ha cambiado un poco.

Sí, pero de todos modos, nada puede cambiar de golpe. Nada ha cambiado nunca de golpe.

No hay nada más largo de cambiar que las mentalidades, así que se necesita tiempo. Por ejemplo, el calentamiento global es algo obvio, pero todavía hay muchas personas que no quieren verlo porque eso los obliga a cambiar su estilo de vida. Entonces hay obstáculos, es largo, cambia poco a poco. Pero vemos que incluso para salvar a la humanidad no lo logramos, dado que respecto al calentamiento global todavía hay una gran parte de la población mundial que está en contra, que no quiere creer, que no quiere tomar medidas. Basta con mirar al presidente de los Estados Unidos, pero incluso en Europa. En Europa hay muchos partidos políticos que no quieren verlo. Entonces, obviamente, con respecto a los animales, es aún peor.

 

Dado su profundo conocimiento de la historia de la relación animal y mirando hacia el futuro, ¿qué desafío ético emergente prevé en nuestra interacción con los animales? A medida que progresan áreas como la biotecnología o la inteligencia artificial.

Las tecnologías tal vez también nos permitan comprender mejor a los animales,. Hay toda una serie de programas donde los científicos intentan usar técnicas para tratar, por ejemplo, de comprender el lenguaje de los animales o de comprender el funcionamiento de sus cerebros.Por ejemplo, hay una escuela de etología canina que ha utilizado instrumentos médics para ver cómo funciona el cerebro de un perro cuando se le habla. Y se pudo mostrar que funcionaba de una manera no idéntica al cerebro humano, ya que no son los mismos cerebros. Pero de una manera análoga, de una manera similar. Por lo tanto, hay un funcionamiento cognitivo del cerebro extremadamente importante y aquí las tecnologías nos permitirán acercarnos a los animales. Ese es el lado positivo de la tecnología. 

En este sentido, también hay tecnologías que permiten explotar  mejor, explotar más a los animales, ese es el lado negativo. Hay muchas tecnologías que permiten métodos, tecnologías, genética, etcétera, que permiten seleccionar animales para que produzcan cada vez más.

 

¿Y cómo las sociedades se preparan para abordar estas nuevas preguntas éticas y en relación con el reino animal?

Entonces va a haber un gran cambio y es muy importante, ya que no vemos lo suficiente, la ciencia, en particular la genética, desde hace 15, 20 años, nos muestra que nuestro esquema que teníamos en mente del mundo viviente no es bueno, de hecho es falso. Desde la Antigüedad griega, teníamos la sensación de que el mundo de los vivos se organizaba en forma de una pirámide, con el hombre en la cima.Y luego bajamos las escaleras de la pirámide, los pisos de la pirámide y cuanto más bajamos, más iríamos hacia animales que serían rudimentarios. Entonces, así es como se ponía al humano en la cima, debajo los mamíferos, luego las aves, luego los reptiles, luego los insectos, luego los moluscos, etcétera Y estábamos convencidos de que cuanto más bajábamos, menos inteligencia o menor capacidad había. 

Esta visión del mundo había sido un poco transformada con los evolucionistas a partir de Darwin. Se había agregado a esta visión del mundo un factor de tiempo y, por lo tanto, el esquema de los evolucionistas ya no era una pirámide, era un árbol. Con las especies más rudimentarias en la base del árbol y luego cuanto más subimos en el árbol, más evolucionadas se volverían las especies. Y en la cima de todo, tenemos al hombre. Bueno, estas dos formas de ver que nunca habían sido probadas. Eran construcciones filosóficas que se habían convertido también en certezas religiosas y científicas. 

Bueno, la genética nos muestra que es falso y que el esquema correcto de lo vivo no es una pirámide ni un arbol en que el hombre está en la cima. No esl ser humano el que tendría todas las capacidades mientras que los otros animales no tendrían. De hecho, el esquema correcto, es el del arbusto. A partir del último ancestro universal común, que está en el medio del arbusto. Bueno, todas las especies vivas han partido en todas las direcciones. En una suerte de entrelazado de ramas,  el hombre ser humano se ubica en una de las ramas, no en la cima.Y luego los perros, los caballos están en ramas paralelas. Las plantas, los microbios, todos los seres vivos han partido en todas las direcciones. Esto es un esquema extremadamente importante porque elimina la idea de jerarquía. Entonces eso no significa que el ser humano no sea interesante,  no significa que tenga ricas capacidades, pero él tiene sus capacidades propias y que no son superiores a las de los demás, son diferentes.

Bueno, es una visión más horizontal en lugar de vertical o jerárquica y, por lo tanto, es una visión que permite pensar mejor la diversidad y riqueza de las especies.

Por ejemplo, no sirve de nada preguntarse si un perro tiene capacidades inferiores a las del humano. Tiene capacidades diferentes, entonces eso es un punto extremadamente importante y muy reciente. Hace 15 o 20 años, la genética nos propone eso y la mayoría de la gente no lo sabe. Incluso hay muchos científicos, incluidos etólogos, muy favorables a los animales que todavía están en la visión del árbol o de la pirámide. Cuando son falsas y es la visión del arbusto la que hay que desarrollar y eso es un cambio absolutamente fundamental porque permite decir que la forma en que pensamos el mundo animal desde hace al menos 2500 años desde la Antigüedad griega desde que tenemos textos, y bueno, esta forma es falsa, debemos cambiar nuestra forma de pensar el mundo.

Ese es un punto extremadamente importante porque es sobre eso que la ética, el derecho, la filosofía, la moral deben injertarse, entrecruzarse. El gran trabajo que hay que hacer en este momento es precisamente dar a conocer este esquema del mundo que es un esquema, que sí, que está probado, que se basa en una ciencia que está probada por la genética mientras que los otros esquemas nunca han sido probados.

 

¿Podría darnos ejemplos históricos donde la agencia animal, su capacidad para actuar y hacerse oír, se haya manifestado a pesar de las percepciones dominantes? ¿Qué implica el reconocimiento de esta agentividad? ¿Para nuestra ética y bioética actual?

La historia nos muestra que siempre ha habido personas que han reconocido capacidades a los animales. Por ejemplo, en el mundo campesino en el siglo XVII en Francia muchos campesinos pensaban que, por ejemplo, sus vacas, sus ovejas tenían todos un carácter diferente, cada individuo tenía su carácter, tenía su personalidad, conocía el dolor, los celos, etcétera. Pero el reconocimiento de esas capacidades no necesariamente los llevaba a la idea de tratarlos de manera diferente ¿Por qué? Porque, de hecho, se podía muy bien reconocer que su vaca tenía un carácter, un temperamento, era celosa, al contrario, era amable, etcétera. Pero eso no impedía que no tuviera ninguna consecuencia moral. Y tampoco tenía consecuencias sobre la actitud, se podía muy bien aceptar eso y mostrarse violento con los animales. Como se podía ser violento con su esposa, sus hijos, los vecinos, etcétera. Finalmente, es nuestra época actual la que hace un vínculo entre las capacidades animales y la obligación de comportarse de manera diferente. 

Hoy en día, consideramos que si los animales conocen el sufrimiento, si tienen conciencia, si son inteligentes, si tienen emociones, ya no debemos comportarnos violentamente con ellos, ya no debemos explotarlos, eso es algo nuevo. Entonces, ¿de dónde viene esto? Es la herencia de las democracias occidentales, es decir, que las democracias nos han enseñado a prestar atención a los demás. Así es como muy lentamente hemos aprendido a reconocer que las otras poblaciones humanas también tenían sus capacidades, su cultura, su inteligencia, etcétera.

Y que, por lo tanto, había que comportarse con ellas, con estas poblaciones, de una manera diferente a la que habíamos hecho durante mucho tiempo. De hecho, es a partir de este reconocimiento del otro, finalmente, que hemos extendido esto a los animales. Pero este reconocimiento del otro con la consecuencia de que debemos comportarnos de manera diferente. Bueno, no existe en todas partes. Vemos bien en la humanidad actual, se puede a la vez reconocer al otro una cultura y luego comportarse violentamente con él.

Entonces no es algo que sea obvio. Es una lucha que se ha puesto en marcha. El reconocimiento de otras poblaciones y la voluntad de cambiar de comportamiento. Lo mismo para los animales, entonces, no hay que creer en absoluto que si nos comportábamos mal con los animales, es porque los pensábamos sin capacidad. Hay una parte de la población que pensaba eso. Una buena parte de la población pensaba eso. Los científicos, los filósofos, los teólogos, una parte de la población común pensaba eso, pero la historia muestra que siempre ha habido personas que han pensado que los animales tenían capacidades. Entonces, después, una pequeña parte ha dicho, lo vemos por ejemplo en filósofos griegos como Plutarco, Pitágoras, una pequeña parte ha dicho si tienen capacidades, hay que comportarse con ellos de una buena manera, pero muchos otros han dicho que no es porque tengan capacidades que no voy a, por ejemplo, explotarlos, usarlos y tratarlos duramente. Vemos muy bien en ciertos testimonios como muestran que en el campo se ve bien que los animales sufran, pero no es por eso que se deja de hacerlos sufrir.

 

Parece que nunca antes habíamos tenido tanta información sobre los animales a través de la ciencia, los medios, las redes, etcétera. Lo que podría sugerir un mayor reconocimiento de su experiencia. Y, sin embargo, al mismo tiempo, muchas formas de sufrimiento animal, como la industria alimentaria, persisten ¿cómo analiza usted esta paradoja desde su perspectiva histórica, cree que hay un desfase entre el conocimiento que adquirimos sobre los animales y la aplicación de este conocimiento?

Como historiador, yo no diría que es una paradoja. Son los antropólogos los que encuentran que es paradójico, porque no tienen la visión histórica. Hay a la vez reconocimiento y explotación. Yo diría más bien que nuestra época actual vive la coexistencia, o incluso el conflicto entre dos tendencias. Hay una tendencia que es muy antigua, es la de la explotación de los animales, la que dice que no tienen muchas capacidades, por lo que se los puede explotar.

Entonces es una tendencia muy antigua que ya encontramos en Aristóteles y que luego encontraremos en Descartes. Y es esta tendencia la que nos lleva a la cría e industrial actual. 

Luego hay otra tendencia, que vemos de vez en cuando, desde hace mucho tiempo, por ejemplo en Pitágoras, en Plutarco, que proponían ser vegetarianos.

Solo había unos pocos, eran unos pocos marginados. Pero esta tendencia se desarrolla realmente desde el siglo XVIII y, sin embargo, hoy en día, se habla de ella y es mencionada en los medios. Hay cada vez más personas que se interesan por ella. Bueno, esta tendencia, por el contrario, nos impulsa a tener en cuenta a los animales y a cambiar nuestros comportamientos. Son dos tendencias históricas que coexisten, porque no se puede pasar de golpe, de un hábito a otro, de una tendencia a la otra. Y por lo tanto, ella coexiste con una que se vuelve cada vez más importante.

Es la tendencia a prestar atención a los animales, todavía es minoritaria, pero se se vuelve cada vez más importante, al menos en Occidente, y vemos bien que se propaga a otras partes del mundo.

En cuanto a la tendencia contraria, esta tendencia todavía es mayoritaria,  pero sin embargo, al menos en Occidente, es una tendencia que es cada vez más criticada, que tiende a retirarse o a ser cuestionada. Entonces eso no sucede tampoco de golpe. Mire, por ejemplo, las personas que comen menos carne, son sensibles a la tendencia minoritaria. Eso no significa que de golpe se vuelvan vegetarianos. Empiezan a comer menos carne, en lugar de comerla todos los días, la comen dos veces por semana. El sábado, estuve en una matrimonio, hablamos de eso en nuestra mesa. Las personas que estaban a nuestro alrededor reconocieron que comen menos carne que hace 20 años o 30 años. Entonces, no es por eso que se vuelven vegetarianos de golpe, no pasan de una tendencia a la otra. Pero la tendencia minoritaria de cuestionar lo que hacemos a los animales está influyendo en la tendencia mayoritaria. Entonces, obviamente, la tendencia mayoritaria todavía es en gran medida mayoritaria, ¿verdad?, por supuesto. Sin embargo, vemos bien que poco a poco, las personas que forman parte de ella, bueno, no todos, hay personas que no quieren en absoluto, quieren oír hablar de los animales. Los cazadores, quieren dispararles, los criadores industriales quieren reproducirlos como máquinas. Estamos de acuerdo, pero sin embargo, ahora tienen campesinos, al menos en Europa, campesinos que se vuelven sensibles.

Criadores que se vuelven sensibles a la idea de que hay que comportarse mejor con los animales. Bueno, entonces no es en absoluto una paradoja, es, yo diría, la coexistencia ¿Y la competencia? ¿Quizás pronto el conflicto entre dos tendencias, pero esta tendencia, puede ser vivida dentro de una persona, el que se pone a comer menos carne sin volverse vegetariano. Bueno, en sí mismo, vive la coexistencia de dos tendencias.

Y eso se convierte para él en un conflicto cada vez más, se va a convertir en un problema. Entonces no es en absoluto una paradoja. Son dos tendencias históricas. Finalmente, eso es lo que el historiador analiza así.

 

¿Qué lección fundamental podemos sacar y qué podría orientar nuestras responsabilidades éticas futuras? ¿Cómo el estudio del pasado animal y de su experiencia puede contribuir a construir una relación más justa y duradera entre los humanos y nosotros mismos en el futuro?

Es muy importante. ¿Por qué? Porque permite sensibilizar a la gente sin acusarla. Por ejemplo, la guerra de 14-18, la Primera Guerra Mundial. Yo hice un libro sobre los animales en la Primera Guerra Mundial que tuvo mucho y tiene todavía tiene mucho éxito, que fue muy leído y la gente se sintió muy conmovida por eso. Muy conmovida y se sienten aún más conmovidos porque esta situación no se produce actualmente. Entonces no tienen que ponerse en tela de juicio ellos mismos, no tienen que acusarse ellos mismos.

¿Ve lo que quiero decir? Y por lo tanto, se dicen, Ah, bueno, sí, nos comportamos muy mal con estos animales. Pero no dicen, yo me comporté muy mal,  nosotros. Los humanos se comportaron muy mal y, por lo tanto, eso les permite reflexionar sobre eso y aceptar la idea de que habría que cambiar de comportamiento. Mientras que cuando se les acusa de su comportamiento, bueno, les cuesta mucho más aceptarlo. Y por lo tanto, los casos históricos, por ejemplo, los caballos de mina, los caballos en las minas en el siglo XIX. Aquí también, es algo que sensibiliza mucho a la gente, porque ya no hay caballos en las minas. Y la gente acepta la idea de que nos comportamos mal, nosotros, ¿la humanidad? Los humanos se comportaron mal con los animales, por lo tanto, eso da ejemplos de malos comportamientos que la gente reconoce, acepta. Sin ser acusados directamente. Eso les permite reflexionar serenamente y decirse a sí mismos: sí, los humanos nos hemos comportado muy mal y tenemos que cambiar.

Obviamente eso no provoca una revolución, sin embargo, yo veo bien, por ejemplo, hablar del uso de los animales en las guerras. ¿Y en la Primera Guerra Mundial? Ha influido mucho también en los militares actuales, los militares actuales en Occidente, son sensibles a la condición de los animales, por ejemplo, de los perros, de los perros en los ejércitos. Y están muy conscientes de que hay que prestar mucha atención al perro porque es su compañero. Los soldados, lo viven bien como compañeros, pero también porque si no se comportaran bien con los perros, eso plantearía un problema ético, un problema social, causaría un gran debate, un gran escándalo en la opinión pública. Y el hecho de haber mostrado cómo nos habíamos comportado con los perros en la Primera Guerra Mundial, bueno, eso permite a la gente decirse a sí misma: sí, no debemos, ya no debemos comportarnos así. Entonces no digo que eso lo cambie todo, pero es una piedra adicional, un grano de arena adicional en lo que hay que traer para hacer que las cosas cambien.

 

Felicitaciones por esto. De hecho, hay que ser modesto. Cada uno de nosotros, usted, yo, aportamos nuestra pequeña piedra. Nuestra pequeña piedra en la defensa del mundo animal en el cambio del comportamiento de los humanos, bueno, todo es importante y lo que usted hace es muy importante. Gracias.

 

 

 

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