Hace unos meses, en la televisión surcoreana, la presentadora de noticias habitual Kim Joo-Ha comenzó a leer los titulares del día. Era una lista relativamente normal de noticias para fines de 2020, llena de actualizaciones sobre Covid-19 y la respuesta a la pandemia.
Sin embargo, este boletín en particular estaba lejos de ser normal, ya que Kim Joo-Ha no estaba en la pantalla. En cambio, había sido reemplazada por una versión «deepfake» de sí misma, una copia generada por computadora que tiene como objetivo reflejar perfectamente su voz, gestos y expresiones faciales.
Los espectadores habían sido informados de antemano de que esto iba a suceder, y los medios de comunicación de Corea del Sur informaron una respuesta mixta después de que la gente lo vio. Si bien algunas personas se sorprendieron de lo realista que era, otras dijeron que les preocupaba que la verdadera Kim Joo-Ha pudiera perder su trabajo.
Un deepfake es un método para crear un video aparentemente real con movimientos y audio realistas. Puede pensarse como una mezcla entre animación y arte fotorrealista. Los deepfakes están hechos a partir de una base de datos profunda basada en inteligencia artificial que imita con precisión las caras y las voces de las personas hasta el punto en que es casi imposible distinguirlas de las reales. Esto hará que, como en el caso de la televisión surcoreana que, los deepfakes se vuelvan el futuro de la creación de contenido y el marketing. Esto porque ya no se necesitarán actores, ni personas reales, para hacer una producción audiovisual donde se representar personas.
Esto ya puede despertar ciertos cuestionamientos, los cuales son, sin embargo, menos graves que los usos criminales que se puede hacer del deepfake. Los peligros de los deepfakes están en manipular a la audiencia para que crea que sucedió algo que en realidad nunca sucedió. Por ejemplo, un deepfake puede hacer que parezca que un político dijo o hizo algo terrible cuando fue simplemente un truco para desacreditarlo. Es incluso más probable que un candidato haga o diga algo terrible y afirme que lo que ve y oye es una farsa. Incluso puede usarse a nivel empresarial, para fingir la voz o la persona completad de un empleado o autoridad de una empresa y, así, ejecutar ordenes falsas para, por ejemplo, robar grandes cantidades de dinero.
El potencial de los deepfakes es profundo y abarcante, su valor para la creación de contenido es infinito, y su peligro criminal es preocupante. ¿Qué hacemos si, en un futuro mediado completamente por la virtualidad y lo digital, ya no podemos distinguir lo real de lo ficticio?
Gabriel Vidal Quiñones
Fuentes:
Gow, Glenn. 2021. «Deepfakes Are Bad—Deepfakes Are Good». Forbes. Recuperado 9 de septiembre de 2021 https://www.forbes.com/sites/glenngow/2020/09/11/deepfakes-are-baddeepfakes-are-good/.
Gow, Glenn. 2021. «The Scary Truth Behind The FBI Warning: Deepfake Fraud Is Here And It’s Serious—We Are Not Prepared». Forbes. Recuperado 9 de septiembre de 2021b https://www.forbes.com/sites/glenngow/2021/05/02/the-scary-truth-behind-the-fbi-warning-deepfake-fraud-is-here-and-its-serious-we-are-not-prepared/.
Créditos Imagen: Behance