Hoy en día somos un poco más de 8 mil millones de seres humanos en el mundo, y seguimos creciendo, por lo que la demanda en alimentos es cada vez más grande. De acuerdo a los datos de La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), se estima que el mercado de la carne seguirá en aumento, especialmente por la alta demanda en los países asiáticos. La solución sería entonces aumentar y fomentar la producción ganadera, la pesca y el cultivo acuícola a nivel mundial, para así satisfacer esta demanda alimenticia. Sin embargo, la ganadería es una de las industrias que más emisiones de gas invernadero emite, que son los principales responsables del calentamiento global. Más aún, un número creciente de personas están apoyando la idea de que se detenga completamente el consumo de carne a nivel mundial debido al sufrimiento animal que conlleva todo el procedimiento desde la crianza hasta la adultez y sacrificio de los animales. La evidencia de que los vertebrados de consumo humano (pollos, cerdos, vacas, etc.) son seres sintientes, y que eventualmente podrían tener un estatus moral similar o incluso igual al de una persona, incrementa la presión a dejar de lado el consumo de carnes, y es uno de los principales argumentos en el número creciente, particularmente de jóvenes, que hoy en día se han convertido en veganos. Por otra parte, un tercio de los peces en el mundo han sido sobreexplotados en las últimas décadas y la International Union for Conservation of Nature sigue añadiendo especies comerciales a su lista de especies en riesgo o peligro extensión. Por otro lado, en el caso de los peces criados en cultivo, particularmente el salmón, las críticas apuntan al excesivo uso de antibióticos, los cuales inducen un aumento gradual en la resistencia bacteriana y un aumento en la contaminación en ríos y el mar de especies silvestres. En el año 2019 1.200.000 personas murieron por enfermedades producidas por bacterias que eran resistentes a los antibióticos.
Entonces estamos en un dilema ético y alimenticio. Por una parte, una gran proporción de seres humanos sigue consumiendo carne (vacuno, cerdo, productos marinos, etc), pero esto fomenta un aumento en los gases invernaderos, los que a su vez aumentan el calentamiento global que está teniendo -y tendrá- efectos muy importantes en el clima, biodiversidad y un impacto en los productos agrícolas debido a las grandes variaciones climáticas que se prevén. Además, la pesca artesanal e industrial pone en riesgo la biodiversidad marina y, eventualmente, puede agotar los recursos alimentarios marinos. Por otro lado, tenemos otro grupo de personas (principalmente jóvenes) que han adoptado un estilo de vida que no considera el consumo de carne. Muchas de estas personas se han vuelto activistas permanentes en dar a conocer su postura y los beneficios que esta conlleva, en oposición el consumo de carne.
¿Cuál podría ser la solución? Algunas personas piensan que la respuesta a esta pregunta podría ser carne “fabricada” en el laboratorio. En el año 2013 se produjo la primera hamburguesa “in vitro”, que llegó a costar U$300,000 la libra. Hoy en día hay varias compañías como Eat Just y BlueNalu que se dedican a experimentar diversas maneras de cómo se podría fabricar en el laboratorio carne en forma eficiente, a un precio razonable y con las propiedades nutritivas de la carne “natural”. En el caso de la compañía BlueNalu, están produciendo carne de atún en base a cultivos celulares en suspensión, y hoy en día el costo llega a los US $40 la libra. En este sentido, en Singapur ya se aprobó la venta de nuggetts de pollo producidos por la empresa Eat Just, que se encuentra en California, USA.
Imaginemos un experimento mental. Esta carne “in vitro” llega a tener un precio similar o incluso menor que la carne “natural”. ¿Dejaremos de lado los más de 200.000 años de ganadería que llevamos como seres humanos, por el consumo único y exclusivo de esta carne in vitro? ¿Qué pasará con el argumento de los veganos que no comen carne por el sufrimiento animal? ¿Comenzarán a comer carne o seguirán manteniendo su forma de vida? ¿Será la producción de carne in vitro realmente una tecnología más amigable con el medio ambiente, o llegará a emitir los mismos niveles de gases invernadero? Al menos podríamos pensar en una reducción importante en el uso de antibióticos. ¿Qué podría pasar con la economía de países como Argentina o el nuestro, en que una parte importante de su economía se basa justamente en la pesca -tanto industrial como artesanal- y en la ganadería? ¿Se perderán empleos, la gente deberá buscar otro tipo de trabajo o actividad para sobrevivir? ¿O será que nunca se podrá llegar a esa producción masiva y esto quedará como una delicatessen solo para aquellos con el poder adquisitivo de poder disfrutarlo?
Podríamos pensar que se podría hacer carnes completamente nuevas, que no existiesen en la naturaleza, esto podría llevar beneficios como aumentar el valor nutricional sin un aumento en el consumo de grasas. También se podría pensar en carnes in vitro con un mayor contenido de vitaminas o drogas que alivien la terapia farmacológica.
¿Comerías carne hecha en un laboratorio?
Referencias
Will lab-grown meat reach our plates? | MIT Technology Review
Can lab-grown seafood help oceans and fish species under threat? – Vox
Profesor Titular Departamento de Fisiología
Facultad de Ciencias Biológicas UC